Babel y la retórica de la redención
Rafael Jiménez Cataño
U. della S. Croce, Roma
Hablar de Babel es tradicionalmente recordar la presencia del mal en el mundo, de
modo que superar la diversificación lingüística tiene un sentido de reparación de la
condición humana. Las variadas vías que hay para recuperar comunicación (lengua
internacional, traducción, estudio de idiomas, etc.) son reflejos de un ideal de unidad del
género humano que, tomada en un sentido radical, se considera de suyo imposible, o
bien se le atribuye una valencia ahistórica. Recientemente han aumentado las voces
(Octavio Paz y George Steiner, por ejemplo) que explicitan la pérdida que supondría
una real eliminación de la diversidad lingüística, que es riqueza cultural. El bien de la
unidad y el bien de la riqueza se combinan de un modo complejo, bien visible en la
dificultad que comporta determinar qué significa estar a favor de la globalización o en
su contra. Para mejor entender las diversísimas posiciones en juego es útil percibir la
retórica de redención que siempre ha llevado consigo el discurso revolucionario y cuyo
eco pervive en muchas de las oposiciones a la globalización. Esto se tratará de analizar
en el presente trabajo -sin perder de vista que la defensa de la globalización comparte
con sus detractores no poco de la mencionada retórica- siguiendo la tesis de que la
diferencia es un constitutivo de la unidad: que Babel bien podría ser una bendición.
Rafael Jiménez Cataño
U. della S. Croce, Roma
Hablar de Babel es tradicionalmente recordar la presencia del mal en el mundo, de
modo que superar la diversificación lingüística tiene un sentido de reparación de la
condición humana. Las variadas vías que hay para recuperar comunicación (lengua
internacional, traducción, estudio de idiomas, etc.) son reflejos de un ideal de unidad del
género humano que, tomada en un sentido radical, se considera de suyo imposible, o
bien se le atribuye una valencia ahistórica. Recientemente han aumentado las voces
(Octavio Paz y George Steiner, por ejemplo) que explicitan la pérdida que supondría
una real eliminación de la diversidad lingüística, que es riqueza cultural. El bien de la
unidad y el bien de la riqueza se combinan de un modo complejo, bien visible en la
dificultad que comporta determinar qué significa estar a favor de la globalización o en
su contra. Para mejor entender las diversísimas posiciones en juego es útil percibir la
retórica de redención que siempre ha llevado consigo el discurso revolucionario y cuyo
eco pervive en muchas de las oposiciones a la globalización. Esto se tratará de analizar
en el presente trabajo -sin perder de vista que la defensa de la globalización comparte
con sus detractores no poco de la mencionada retórica- siguiendo la tesis de que la
diferencia es un constitutivo de la unidad: que Babel bien podría ser una bendición.